Mi querido amigo Augusto Caldeiras y Montepino, natural de Boiro, es hombre de pocas palabras y varias preguntas. Cuando nos sentamos a filosofar sobre la vida, ambos llegamos a la conclusión de que es mejor no profundizar demasiado porque al final la culpa de lo que pasa puede llegar a ser nuestra.
Estamos en época de incendios en Galicia, en toda España diríase.
Pero es cierto que Galicia lo sufre en estos días con mayor agresividad.
Políticos y “buscavidas” se ocupan de poner “ornamentos” a
todo esto, pero no buscan soluciones. Saben hablar de culpas y
responsabilidades, pero no saben dictar una norma que mejore lo que hay que
hacer a partir de hoy. Por eso, mi amigo Augusto Caldeiras dice: “Ya estamos
con los ornamentos”, es decir, con todo lo que rodea a la esencia, a lo que
realmente es importante.
Cada uno de los que sale en la tele pinta las cosas como le
parece. Unos le dan un toque de oro, otros le ponen un marco de plata y otros
de ceniza y carbón, para obtener un elemento que lanzan unos contra otros.
Cuando me siento con Augusto, me mira a los ojos y me dice:
“¿Viste a alguno que dijera que va a cambiar algo…?” Y ahí me deja la pregunta
como si no hubiera dicho nada.
Augusto tiene una pequeña fábrica de conservas. No consiente
que venga nadie a traerle problemas, siempre exige soluciones. En las hojas de
seguimiento de incidencias, después de la descripción de la misma, aparece un
apartado que dice: “DESCRIBA AQUÍ POSIBLES SOLUCIONES PARA QUE ESTO NO VUELVA A
SUCEDER”.
Augusto Caldeiras se toma un orujo blanco después de comer. Cuando estoy por aquellas tierras y coincidimos, le gusta compartirlo conmigo,
que soy muy entregado a esta costumbre y también disfruto con sus tragos. Tiene
las manos grandes, siempre me fijo en eso, en la rudeza que transmiten, a pesar
de que el resultado de su trabajo es tremendamente fino. Suele firmar los
acuerdos con un apretón de manos y vaya que sí quedan firmados y cerrados.
Es claro y transparente. Si tienes alguna duda y se la
trasladas, probablemente te conteste con otra pregunta que te hace para que, si
la respondes, tengas la respuesta de lo que tú ya preguntaste. Es un juego que
va más allá de la inteligencia, se funde con la empatía y la falta de complejos,
porque él no tiene ninguno.
Me enseñó a valorar el trabajo de las mariscadoras. Me lo
hizo ver de cerca, casi agachándome como ellas, para recoger pequeños frutos.
Después de mostrarme ese trabajo en una ría me preguntó: “¿Te parece caro lo
que pagas por unas almejas?”.
Augusto Caldeiras ama su tierra, por eso le sobran todos
los que salen a hablar de los incendios si ninguno de ellos anuncia soluciones
reales y, de momento, ninguno las anuncia.
Hoy, tras una conversación llena de silencios, nos hemos
deseado lo mejor para los próximos días. Me ha mandado un fuerte abrazo y me ha
pedido que os transmita que los gallegos no quieren manifestaciones, ni
pancartas, ni gritos, los gallegos quieren soluciones y éstas han de llegar con
medidas contundentes que ayuden a gestionar el medio ambiente, “gestionar”.
Como siempre, servidor de ustedes… Sergio Morales Parra

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