Feliz fin de semana. Feliz fiesta de la democracia, ya que nos toca votar en esta convocatoria de "Generales" que ha tenido a bien hacer el Presidente del Gobierno.
En un día tan importante como hoy, será el calor el protagonista, hasta que el final del día deje paso a los resultados.
Dña. Angelines suele celebrar el día con un desayuno fuera de casa. A Dña. Angelines la democracia la pilló ya entradita en edad y hoy sigue celebrando cada una de las elecciones a las que se "asoma" a votar. Esta mañana se sienta en una horchatería y, a pesar de su dieta, que le permite mantener esa línea, elegante y hasta "pizpireta", hoy tomará horchata y "Fartons", no hay mejor desayuno para empezar un día de votaciones.
En su reflexión, ella recuerda que muchas veces en la vida, su entorno, le ha dicho que tiene "sangre de horchata" y eso es, principalmente, por su capacidad de sopesar pros y contras en cualquier decisión. Lo hace con mucha serenidad, cualidad que aprendí de ella y que aplico cada día en mi trabajo de consultoría, con mis clientes. A mayor crisis, mayor serenidad, para que nos permita ver con claridad qué sucede y cuáles son los caminos de la solución.
Dña. Angelines recuerda que su primer coche fue un "seiscientos" y, desconocedora de cualquier solución mecánica, ante cualquier problema, aplicaba la serenidad. Entonces no había teléfonos móviles, "...si tenías teléfono en el coche, era porque lo habías arrancado de la pared de tu casa", cuenta ella con una gracia que nos lleva a pensar en aquellos tiempos, que yo también he vivido y seguro que parte de ustedes, queridos lectores.
Dña. Angelines nunca corrió, ella era una señora y nunca la vi correr por la calle. Tenía y seguro que hoy sigue teniendo, el don de la puntualidad, pegado al de la serenidad.
Es humana y le preocupa todo lo que pasa y me pregunta qué puede pasar hoy y yo, que también he vivido, le respondo que nada. Que pase lo que pase, mañana seguiremos teniendo que trabajar los trabajadores y, de una u otra forma habrá pensiones para los pensionistas y tendremos colegios más o menos adoctrinados, pero habrá colegios, y los padres seguiremos, seguirán, teniendo la obligación de educar a los hijos y de cuidar de ellos. Dña. Angelines me mira con esos ojos grandes, negros y, como ella es de otro tiempo, me dice: "Dios te oiga". Yo también soy de otro tiempo y sé lo que quiere decir.
Los de otro tiempo seguimos vivos, de momento, y tenemos que seguir dándolo todo y tenemos derecho a que se respete nuestro modo de ver la vida, la convivencia, la política e incluso la economía. Es distinto a lo que quieren algunos, sí, pero en democracia, debería ser tan válido como cualquier otro pensamiento y tan respetable. No sé por qué hay una clasificación de minorías que sí son respetables y otras no.
Dña. Angelines esboza una sonrisa de satisfacción. Ha terminado los tres "Fartons" que se ha pedido. Probablemente hacía tiempo que no acometía semejante aventura. Es lo que tiene vivir en esa estrecha línea entre hoy estoy aquí y mañana no sabemos.
Como es muy ocurrente, me ha dicho que ella sabe en qué se parece Sánchez a Franco, "... en que ambos convocaron Generales en el mes de julio". No he podido contener la risa. La dejo marchar hacia el colegio electoral. Va pensativa, reflexiva, serena. Antes de marchar me da una enorme abrazo, porque es consciente de que los años son una gran ventaja, pero también el aumento de la incertidumbre del mañana. Es verdad que cuando tenemos veinte años, nos parece tener más certeza de que mañana seguiremos vivos.
Yo me quedo unos minutos más, respiro el fresco de la mañana, que aun queda aire a veinticinco grados. Miro el ir y venir de las gentes y pienso: "Les falta serenidad... un poquito de horchata en la sangre no les vendría mal".
Como siempre, servidor de ustedes... Sergio Morales Parra
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